Tuesday, February 22, 2011

CONFESIONES DE UN MUCHACHO QUE SOBREVIVIÓ A LA POSTMODERNIDAD.

Es una especie de tendencia, de forma de escapar española, hacer uso de la ideología postmoderna en los tiempos que corren. Como siempre llegamos tarde a casi todo.
Yo reconozco que tuve mi episodio postmoderno durante mis años de facultad. Ya por 1997 era una actitud obsoleta entre los departamentos universitarios de filosofía, un lugar dedicado para cobardes, para filósofos naive o con suerte para vividores.

¿Dónde está el problema? Hoy veo infinidad de artistas y grupos musicales que argumentan su discurso con el antidiscurso, y me gustaría contar mi historia.

Creo que el camino es tremendamente peligroso. Si uno quiere estar más allá del bien y del mal es recomendable que sea un individuo íntegro y no arriesgue en el vacío del mensaje que promulga porque con el paso de los años, tal vez, no se perdone haber estado escribiendo estrofas absurdas y semánticas ridículas. Todo pasa factura, la vida va en serio y al final todos hacemos cosas absurdas pero si además ni siquiera merecen la pena, eso es difícil de asumir.

A mí hay pocas cosas que se me den bien, pero una de ellas es dar sentido al sinsentido. Al terminar la facultad comencé a vender postmodernidad y tuve éxito, vamos que di algunos pelotazos. Yo manejaba obras de arte, escribía libros para fotógrafos, instalaciones, artistas postmodernos y evidentemente el caldo de cultivo, el granero, eran los arquitectos. Al final del siglo XX compraban todas mis farsas estéticas, bellas farsas que mezclaban Deconstrucción, antihumanismo, perdida de identidad y mil mensajes fragmentarios. Al final revalorizaban sus ladrillos, sus castillos y yo caminaba seguro, pero no sé de qué.

Lo cierto es que fui muy feliz, demostrando a los departamentos de la facultad que lo que ellos desechaban por obsoleto yo lo vendía caro... porque no hay mayor plusvalía que la que ofrece un producto que a ti no te ha costado nada.

Todo esto me llevó a Sur América, a las puertas de un país tan complejo como Paraguay, con el propósito de hacer un documental sobre nazis de tercera generación que perduran allá. Un documento que jugaba a arriesgar, que jugaba a despreciar el sentido, pero los nazis eran reales. Después de unas semanas vi la luz. Una farsa es una farsa pero me la estaba empezando a creer y eso me podía matar. El problema es que cuando has engañado tanto, sólo tienes una salida, cambiar ese engaño por otro engaño. Así comencé lo que yo llamo mi etapa clasicista colonial. Permanecí inmóvil en el cono sur, buscando una vida que no mereciera. Me tomé la obra de arte como una búsqueda personal colonial, al estilo de "El corazón de las tinieblas".

No más proyectos vacíos, no más postmodernidad, sólo quería vivir una vida que estuviera por encima de mis posibilidades pero quería ganármela honradamente. Todo aquello me dio paz, me dio la tranquilidad de los días en el polo opuesto de la tierra. Ahora veía las cosas desde el lado de allá.

Pasó el tiempo y volví a España y comenzaron las giras, los discos y continué la literatura trabajada. No decido cantar una canción hasta que considero que no es una farsa postmoderna porque estoy dispuesto a morir por lo que hago pero no estoy dispuesto hacerlo en vano. Hay algo más patético y postmoderno que decir a la muerte:
- Espera, espera , si todo era un chiste postmoderno.

No voy a entrar en la pedandtería de diferenciar Deconstrucción, postmodernismo, antihumanismo, semiótica de los márgenes... por dos cosas:
primero porque no interesa ni a los que van de postmodernos, vamos, que no creo que mediten sobre ello y segundo porque sería bastante largo.

Lo que quiero decir con todo esto es que todo artista es un libre pensador, una mezcla entre viajante y soñador pero uno no debe comprar todo lo que vende y menos cuando vende humo. No pretendo criticar a los artista que flirtean con este tipo de ideas, no pretendo ponerme por encima de nadie ni nada por el estilo, sólo quiero decir que sobreviví a esta fantasía pero no fue fácil.

La verdad es que después de todo, la única forma de comunicar es no perder de vista el sentido y la referencia de los mensajes... uno puede construir castillos de arena y puede llamarlos como quiera, puede hacer canciones y contar lo que quiera y como quiera, uno puede morir por lo que hace pero es muy ridículo morir aplastado por un castillo de arena que ni siquiera existe.

20 comments:

evamaring said...

Te leo y sé que no manejo la mitad de las nociones que utilizas, pero te leo y me quedo enmudecida por tu honestidad. Siempre me ha impresionado la sinceridad y la precisión con la que escribes. Apunto y subrayo.
Un abrazo
if

rizino said...

la claridad es uno de los primeros mandamientos
un abrazo
richi

Carolina Pataleta said...

Joé, ¡pues yo no me he enterado de nada!
Pero te mando un abrazo. :D

º said...

estoy contigo y mi blog se podría titular perfectamente como tu entrada.

dante451 said...

ai el de arriba soy yo. con el cine sucede lo mismo, hay personas que ruedan películas completamente vacías justificándolas con un discurso postmoderno, como por ejemplo albert serra, merecedor de todos mis desprecios.

rizino said...

carolina, no me digas eso jejeje
Francisco, yo lo único que digo es que cuidadín que la vida es larga y te puedes hacer mucho daño...
un abrazo a todos

Blanca said...

Ambientes como por ejemplo, el poético, están actualmente infectados de esa postmodernidad vacua y horrenda, y lo peor es que empieza a ser dogmático...

Qué ridículo, y que degeneración tan ay.

rizino said...

Sí, el dogmatismo es la defensa de los que razonan con una mano y tienen fe con la otra. La cuestión es que uno tiene que recapitular en la vida. Si echa la vista atrás a su obra, si es honesto, tiene que reconocer que el vacío es un lugar demasiado cómodo como para producir su argumento de vida. Si el artista no tiene la necesidad de dar explicaciones es porque no tiene mucho que contar...

Isaac said...

Tú hablas de artistas, pero ¿y la sociedad civil? ¿Y la gente que disfraza su mediocridad, fatuidad, pasotismo, envidia y desprecio hacia el prójimo de posmodernismo? Para mí son mucho peores. Sobre todo cuando estamos rodeados de ellos en este mundo sobreopinado.

rizino said...

Sí, Isaac, al final eso igual es lo más peligroso, pero como son anónimos es más difícil quitar el velo.
Yo no estoy dando una lección ética, yo estoy hablando desde la experiencia estética. Desde un punto de vista filosófico yo defiendo algunos argumentos postmodernos, pero digo que sé que los que van de postmodernos no tienen mucha idea de lo que están haciendo, porque a mí me pagaban para que diera sentido a sus farsas; y aseguro que es muy malo para la cabeza jugar a ese juego sin saber las reglas...

Isaac said...

Jo, tío, por lo menos tú te aprovechaste de ellos, jeje!

Aunque, bien pensado, hay ahora muchos que viven de eso... Como dice el Chinarro, "el tiempo pone a cada uno en su lugar... ya veremos cuándo".

rizino said...

jajajja pero como decíamos de pequeños me desapuntéeeeee cuando me lo empecé a creer

un abrazo
Isaac

Anonymous said...

Hola
Me parece muy interesante tu entrada. Yo hace poco que descubri lo posmodernos que somos y me pregunto ¿Como escapar de la posmodernidad? quiero decir, como marco cultural general que sustituyó a la modernidad. Todavia no se ha inventado algo que la sustituya y volver a la modernidad es ingenuo o imposible. La posmodernidad es una mierda por muchas cosas, pero no podemos ser otra cosa porque es como el aire que respiramos.Lo de la honestidad y tal, yo creo que se puede ser honesto y posmoderno (como la banda de Fernandez & Fernanandez, ¿no?). A lo mejor me he liado, o no estamos hablando exactamente de lo mismo.
Un saludo y gracias por la entrada.
Iosef

Señor Insustancial said...

La postmodernidad mal utilizada es la peor forma de revisionismo que existe porque nos obliga a mirar al pasado con una sonrisa medio burlona diciendo "éramos tontos y el mundo era más pequeño y más bobo...". En cierto modo, propone una mirada hacia atrás y nada más que una mirada hacia atrás para no tener nada por delante. Lo malo es que a veces, como no se entiende el pasado tampoco se entiende el presente, ni el futuro.

La deconstrucción, como ya sabes, le ha venido muy bien a la lingüística y es una de las mejores armas para el ejercicio crítico. Aislar los fenómenos para irlos analizando como por capas, admitir el puzzle, las influencias.

El problema es que se ha entendido a la postmodernidad como una contrarreforma, como una mera reconstrucción de los hechos, como una recogida de pedazos y también como una especie de broma chusca en muchos aspectos artísticos como el arquitectónico o el pictórico.

La hornada de artistas postmodernos españoles de los 90 en adelante me produce un enorme bostezo o, peor, una terrible sensación de estar ante un gigantesco subconjunto vacío donde no hay más que un discurso sociológico ridículo para sustentar una obra pobre, desmañada y falsamente provocadora.

Yo hace tiempo que ya no quiero que me sorprendan con grandes giros inesperados, ni con nada de eso. Solo quiero que me cuenten buenas historias. Eso, en la actualidad, es más dificil que conseguir eso que se llama el impacto. Lo impactante ha acabado por resultar tristemente predecible.

Yo solo se que cada día entiendo más a Brian Jones cuando le dijo a Manson lo de "no me cuentes historias que ya tengo bastante con las voces que tengo en mi cabeza" o algo parecido. Yo solo se que escucho ciertas canciones, veo ciertas películas y veo ciertos cuadros que ,e agarran y me retuercen. ¿lo hacen? Misión cumplida.

Un abrazo mi querido amigo.

rizino said...

acabo de volver de Galicia en cuanto me recupere contesto,,, un abrazo a todos

Anonymous said...

Yo siempre considere que Georg, los Guaranis, los nazis de tercera generacion...eran los personajes de una historia clasica magistral.

Y cuales son las consequencias de creerse esa farsa?

Yo aun sigo en el barco, pensando que soy Burt Lancaster...esperando que algun guionista escriba una historia para mi, y juntos viajemos a un lugar maravilloso.

no se si te he entendido.

rizino said...

oxjajajjaj yo siempre estaré aquí para imaginar historias, lo de georg y los nazis es una de las historias más apasionantes en las que he estado metido, es más nunca saldré de ella...

Si eres mi antiguo compañero de viaje, los dos sabemos que nunca nos creímos el circo siempre fuimos leones, siempre fuimos unos vividores... construimos cosas para postmodernos, pero tú y yo nos jugamos la vida, ese es el peligro de la farsa del arte,,, Tú y yo siempre fuimos artesanos...

si no eres mi antiguo compañero de viaje, entonces eres Georg que viene a matarme, hay algo más postmoderno que eso? jejejjejeej

una cosa son nuestros libros hechos de piedra y otra una vieja borracha metida en una jaula transparente...

rizino said...

Es más si eres mi antiguo compañero de viaje, deberíamos volver a trabajar juntos...

Anonymous said...

Soy tu antiguo companyero de viaje...

trabajamos!

Anonymous said...

me parecìa oir voces conocidas y desde principio un dialogo que, por fin, tenìa màs que nada dos interlocutores... dos companeros de viaje que iban a reencontrarse quizas. Claro, faltaba un testigo: aquì estoy! (otra companera, la que seguramente escribirà algo raro en este idioma que no es el suyo...). Besos a los dos