Monday, October 19, 2009

Proust y el Pico


Pasé la noche con algo de fiebre y eso me asusta bastante. A la mañana, bajé a tomar un café y tuve un episodio proustiano al uso.( La cuestión es que el finde pasado estuvimos Fran, Minchinela y yo recordando cosas aragonesas y salió a colación un grito típico que decía "no sea rata que el agua va barata" sobre todo durante los cabezudos).

En la calle había cientos de niños corriendo como locos. Miré tras las vidrieras y ahí estaban los gigantes y cabezudos... en ese momento un olor a detergente llenó mi recuerdo y lo vi claro.

El rito de paso aragonés de los cabezudos es algo a tener en cuenta. Uno tiene 10 o 12 años y utiliza ese ritual como proyección absoluta. Se encuentra con la clase de persona que es. Yo era un cobarde que le apasionaba la retórica bélica. Sería un S. Fitzgerald de tercera; alguien que nunca se perdonaría haber estado en la guerra sin pisar el frente. (esto me lo contó Fran el otro día hablando de la relación entre Hemingway y Fitzgerald)... bueno más o menos ese era yo aterrorizado pero amando el peligro.

Por otro lado están las familias; son los que piensan que sus hijos son los primeros en la carrera pero en este caso se vanaglorian de verlos como los últimos, los que se acercan más al peligro.

Todo esto es algo que yo explico siempre en clase con metáforas taurinas y demás. Pero ahora viene la magdalena de Proust porque, al tener la experiencia del olor a detergente, recordé una cosa y descubrí otra:

1. Recordé que los chicos pedíamos a nuestras madres que nos guardaran aquellos botes de "Luzil" en polvo y luego hacíamos caretas a modo de cabezudos. Corríamos por la calle como chivos expiatorios. Ese olor intenso, el sudor, el eco del aliento contra el cartón... todo eso era recuerdo.

2. Descubrí la gran incógnita, el oráculo detrás de la máscara del cabezudo; descubrí quiénes eran los que nos perseguían y porqué lo hacían. Me di cuenta de que eran los hermanos mayores de mis amigos. Descubrí que la mitad murieron muy jóvenes. Descubrí que eran todos los malos del barrio, con esto quiero decir que eran los adictos a la heroína.

Imagino cómo agitaban su respiración y pegaban con furia a los niños, esos niños que no serían nunca más. Sudando por las calles como lo hacían cuando iban a las vías del tren a chutarse... ¿dinero fácil? no lo sé. Más bien una tradición de los 80, los Adictos persiguen enmascarados a los niños.

Después de esto me entraron ganas de llorar. Las Magdalenas traen a veces estos recuerdos y ofrecen grandes y tristes descubrimientos...

Me subo a casa y termino una serie que estaba viendo sobre el tema: The corner,,, basada en el libro que a su vez dio lugar a la serie The wire...

Monday, October 05, 2009

RICHARDSON


Después de darle vueltas al asunto puedo decir que mi personaje favorito de la serie "Deadwood" es sin duda Richardson. Por varias razones pero la principal es lo que oculta. Su paganismo secreto es tan tierno que hace que todos los demás sean unas marionetas sociales. Todos menos él sufren el acoso de la tribu... él aunque sea constantemente humillado por su jefe (pareja antitética perfecta del miedoso) sabe ser feliz y sufrir lo justo.

Definitivamente me quedo con él. También me alegra saber que no soy el único. Hay hasta camisetas con sus cuernos y nos animan a rezar... me convierto ya... y por siempre a su mística.