os dejo para le echeis un vistazo al articulo sobre las mujeres de corto maltés... ya me diréis...
lo hago en dos partes para que no se un rollo en el blog..
Introducción
Comienzo este texto desde el absoluto snobismo y la resignación, también desde el conocimiento de lo peligroso que puede resultar leer a Hugo Pratt.
Como mucha gente pasé mi adolescencia devorando los textos y las ilustraciones de Corto Maltés. Mi primer libro está enteramente dedicado a ello. Quise ser tan especial que me aseguré de que ese libro no lo pudiera tener todo el mundo; así encargué tapas de piedra individuales para que mis secretos, al menos, valieran su peso.
Pero no contento con todo ello, más adelante me decidí a buscar a las mujeres de Corto a lo largo del mundo entero. Mi ego no tenía fin. El mundo, sí. Cuando volví a casa lo había obtenido todo y descansé, pero como una infatuación adolescente abandoné mi pasión por los viajes en busca del amor. Me olvidé de esas mujeres impresas en acuarela.
Cuando me propusieron este trabajo todos mis secretos caminaron en fila india hacia mí. ¿Cuántos días pasarán hasta que vuelva a ser un adolescente?
Al día siguiente del encargo acepté una gran verdad: las mujeres de Corto Maltés fueron mías por al menos una noche. Tal vez realmente me pertenecieron, quizá no, pero creo saber de qué hablo.
Secreto número uno.
Para ser un viajante, para ser un marino, debes amar el éxodo más que la tierra prometida. El viaje es siempre una máscara donde esconder tu miedo al viaje. Como una pena de suerte, aquellos momentos entre las gaviotas, acostado en la playa, constituyen el momento inicial de la apuesta. Los marinos son adictos al juego: están condenados a apostar de por vida. Corto Maltés no descansa, esa es la premisa para los quieran seguir sus improntas a lo largo del mundo. Siempre abrigado, siempre impasible, siempre preparado para apostar.
Argentina
He visitado en muchas ocasiones Argentina, en todas ellas fui libre, en algunas otras fui protagonista. De aquel país aprendí que el dinero no existe, que no es aconsejable apostar en tierra firme y también aprendí a ser amado por la Esmeralda. En resumen, confirmé que, una vez llegado a Buenos Aires, no necesitas abandonarlo jamás.
La Esmeralda
Al llegar me enfrenté a la primera apuesta, la Esmeralda es una mujer o una calle. Yo aposté por que era una mujer, era una suerte compleja. Era como apostar a una zona de la ruleta a un palo entero de la baraja: cuando la vi por primera vez su rostro me asustó. En su mejilla estaba tatuado el destino de las cartas. La Esmeralda siempre gana.
Anduve buscando libros en la calle Corrientes, textos de teatro alemán Barroco, y no eran una lectura para mí. Pensé que si encontraba un solo libro de los que ella estuviera buscando, sería siempre para mí. Lo encontré y caminando cuadra tras cuadra soñé con borrar uno de los palos de la baraja de su tatuaje. Así mi suerte se acercaría, así estaría más cerca de ganar.
La segunda vez que la encontré, yo guardaba el libro en mi cartera y la llamé, estábamos en Palermo y ella estaba tan linda. Tomamos café y alcohol en dosis similares y a las seis de la tarde le regalé el libro. Lo miró y me dijo:
- ¿Quién te dijo que lo buscaba?
- Un librero judío, contesté.
- ¿Qué esperas a cambio?
- Ganar.
Después acercó su cara a la mía y besé el tatuaje. En aquel momento las picas desaparecieron. Bueno, en realidad se convirtieron en una cicatriz.
- ¿Vas a volver a apostar?, me preguntó.
- Sólo pienso en eso, contesté.
- Ten cuidado, estamos en tierra firme, dijo dándole vueltas a la cucharita del café.
Nunca más volví a encontrarla, nunca dejó que apostara y desde entonces pierdo en el azar. Es la mujer más bella del mundo. Hay mujeres que saben que traen mala suerte a sus hombres. Hay hombres, en la misma proporción que también; pero ellos olvidan rápido su última apuesta. Por eso ellos son peores jugadores en la ruleta.
Hay días en los pienso que mi vida no sería como es si hubiera apostado porque la Esmeralda es simplemente una calle de Buenos Aires, una arteria que secciona la Avenida Corrientes.
14 comments:
fascinante, es como viajar a través de tus ojos y tu pluma...
En resumen, confirmé que, una vez llegado a Buenos Aires, no necesitas abandonarlo jamás...
precioso y preciso, richi:)
un besín y sigue compartiendo tus letras!
Yo no he tenido adolescencia, así q me he pasado el día en busca de tebeos o libros de El Corto Maltés por mi ciudad.Como en realidad el lugar donde vivo no existe no he encontrado nada, ni un solo título, ni una sonrisa cómplice en los dependientes de las librerias o quioscos.Nadie parecía conocer a Hugo Pratt.Al final de la tarde me he acordado de una tiendecita de viejo q vende libros, postales y revistas antiguas al peso: el asilo del cómic, se llama. Me he acercado hasta allí y su dueño-un abuelito enjuto que siempre me engatusa para que me pierda en su laberinto- cierra durante las tardes de verano. Así q hoy solo puedo comentar tu artículo desde la fascinación (las ganas de descubrir ese mundo de viajes, suertes, barcos y acuarelas; la curiosidad desbocada por el éxodo y la intriga que producen las cicatrices en tantos puzzles) y la ignorancia, llena de vergüenza de quien no vivió, ni se arriesgó, ni supo del mundo.
Pero desde la certeza de no ser una mujer cortomaltés, tengo que decirte que el artículo es brillante, intenso y arrebatador. A mí me ha secuestrado tu crónica: su estructura, la forma en que introduces ( como migas de pan que llevan las hormigas) tus secretos, las reflexiones que enredan telas de araña, tus imágenes pintadas sobre cartón.
Por eso sólo puedo decirte que ya no necesitas llenar de piedras tus palabras, su peso las lleva más arriba de los bolsillos: se quedan entre el corazón, la garganta y el cerebro de quien las recibe, en un semáforo de la memoria.
Así que, otra vez y mil y una veces, gracias por prestárnolas.
Y por abrir esta ventana.
Buf! Perdón por interrumpir otra vez, pero ya he conseguido un libro de Corto Maltés.¡Ya me siento una habitante de este planeta!
no tepreocupes if... no es un canet de persona conocer a corto...
es más yo como todo lo conocí por casualidad... como esta en la que tu lo has conocido... y una cosa... si haces caso al artículo a lo mejor es bueno conocerlo de un poco más mayor...
de todas formas... me da ternura que pasaras todo el día buscando..
por cierto cuál encontraste?
Un libro chulísimo, con mapas, notas sobre los personajes, unas ilustraciones preciosas y las tapas duras: Corto Maltés en Siberia.
Voy a abrirme una quilmes para celebrar este descubrimiento.
Mercíii.
a mí me parece un poco pretencioso, pero no está mal...
chispita,,, a veces uno tiene miedo de que lo que hace es pretencioso.. pero si no no haríamos la mitad de las cosas...
es para una revista un poco cultureta sobre viajes y navegación
pero bueno
la semana que viene pongo la segunda parte
Mi única referencia del Corto Maltés es el bar que había o hay en el Casco viejo de Zaragoza.
Leyendo la entrada lo que me ha aumentado son los deseos de ir a Argentina.
Yo me parezco a Corto...
Gracias mil por el concierto en el Contempopránea!! Son pocas las ocasiones que tengo de veros y cada vez lo disfruto más...
Y por tus escritos en el blog, que en mis largas vacaciones me dan para pensar y reflexionar.
en zaragoza hay un bar,,, pero el ambiente de los textos no tiene nada que ver.. juejejee
deporten,,, te pareces a corto... poco a poco vamos sabiendo algo de ti,,, por cierto,,, el otro día en tu blog me llamabas trolo,,, bueno a fran y a mi,,, eso se usa en argentina para decir puta o puto... te referías a eso...?
me alegro de poder animar el verano a alguien.. un saludo... cris
las únicas palabras argentinas que conozco son: pibe, empanada, coger, la concha su madre, malvinas argentinas, maradona la mano de dios y poco más... en mi mundo: trolos = pandilleros, coleguillas...
bueno ahora ya sabes lo que significa en argentino... de todas formas yo no conocía el concepto trolo por pandillero... pero prefiero eso... la verdad...
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