
Ayer nada más llegar a Buenos Aires fuimos a ver a Sergio Pángaro. Lo primero que te viene a la mente al ver el show es que pertenece a una tradición que en Europa no se cultiva y es la de los INTÉRPRETES. Es algo difícil de explicar, algo que a mí me gustaría dominar porque es la clave de la tranquilidad en el escenario, pero como digo, no es fácil.
Creo que tiene que ver, más allá de otras miles de cuestiones, con un tema relativo a los artistas que dan conciertos periódicos en un lugar. A Fran y a mí siempre nos atrajo esta idea pero hay que tener un empaque y una teatralidad que tiene que ser innata.
Si tocas en un local, y eres un cantante y llevas una banda como la de Sergio Pángaro y cuentas historias; el show no se sostiene si no eres un Intérprete, si no te conviertes en una persona atravesada por la escena, en definitiva debes hacer de tu vida algo menos importante que la música. Creo que esta es la frontera que hay que cruzar y que da cierto miedo. Neil Young decía que había causado mucho dolor a gente que quería, a músicos, a gente de su entorno pero que debían entender que todo era por la música, que lo único que importaba era la música.
Todos los que nos nos dedicamos a esto nos enfrentamos a esta encrucijada: un momento antes de salir al escenario si no eres un poco idiota te dices a ti mismo ¿para qué salgo?. Creo que la magia de Pángaro reside en que hace tiempo decidió para qué sale al escenario.