
la postal de barcelona, allí tenemos la plaza de felipe neri... donde solía ir cuando vivía en portaferrisa. anotaba datos absurdos como los nombres de las capillas de la catedral, con sus santos compartidos. aprendí a hacer el trile, mirando a los gitanos de las ramblas... si algún día se queda el repertorio corto puedo hacerlo por un módico precio... me conocía hasta el codigo de los que echan el agua,,, bajo el grito... "auplateeeeeeeee".
el concierto fue uno de los que mejor sonó, al menos dentro de los monitores. la noche fue muy divertida.
pero sigamos con la postal. un restaurante pakistaní al que solía ir todos los martes, que está en uno de los laterales al liceu. hay una ventana donde yo solía espiar a la gente, la ventana del 3 piso derecha del número 4 de porta ferrisa... allí anoté la marca de la sombra del sol sobre el balcón un 10 de marzo del 2000, porque leí en un libro de arquitectura que la sombra sobre los edificios no se repite al año siguiente, es un tema de oscilación del eje de la tierra y no sé que leches... la cuestión es que lo marqué y está en mi retina para toda la vida.
me encuentro aun añorando aquellos días cuando tenía tanto por hacer y no hacía otra cosa que escribir canciones y textos, sacar buenas notas en la facu pero vivir con poco dinero... fue una temporada en la que dejé de dar conciertos, por eso la postal de barcelona no habla de conciertos...
Benissa. es una escuela antigua, donde tocamos que me recordó un verano que pasé en un pueblo en la ladera del moncayo, en veruela, donde el monasterio. fue una época rarísima. era la genial época en la que te roban y te humillan casi todos los días... que te quitan las 200 pesetas que tienes para las maquinas y el trigueton y la cocacola,,, yo estaba realmente agobiado y decidí ir allí todo el verano para no pasar más penurias, fruto de la heroina de los 80 en las calles de mi barrio y de mi tardío estirón... ese verano fue en el que me quedé casi como estoy ahora... de alto digo.
pasaba el tiempo en mi bici, pescando y allí inicié una bizarra etapa de animismo... le daba sentido supersticioso a todo, a los caminos, al manillar de la bici, a la espuma que cubre el manillar,,, sonaba alaska en la radio y a mi me encantaba una amiga de mi prima,,, que luego la volví a ver y es una señora muy enseñorada..
el animismo es algo patético pero fundamental en épocas donde no sabes como tirar tu creatividad hacia delante...
yo iba por las tardes a la escuela... y tenía la misma pinta que la de benissa (me recordó tanto aquél tiempo...) eran todos los días iguales... pero mi obsesión estaba en la pesca... todos los días me despertaba a las 7,am, cogía el pan amarillo y me iba a pescar. todos los días volvía sin nada. no me desesperaba pero necesitaba pescar de una vez...
y un día llegó el fruto del pantano... me acerqué emocionado al pez pero no fui capaz de sacarle el anzuelo,,, me daba miedo, corté el hilo y vi cómo se moría en la orilla... estaba tan avergonzado que no quería que nadie lo viera... llevé el pez como pude a casa y mis primos se encargaron de hacerle perrerías: se lo comieron los gatos...
mi fruto animista, no tenía más ánima... el alma no exite para mí desde entonces o por lo menos depende siempre del hilo con el que te pescan...