Cómo si nadie te escuchara, como si esto no tuviera más sentido que dejar constancia de quien soy; vuelvo a escribir.
Pasan los años y hay versos donde se vislumbra lo que he sentido... ¿qué falta? me pregunto.
Cuento lo que falta porque tengo que reconocer que siempre he vivido por encima de mis posibilidades. Es una suerte de consejo, una crónica de lo que te puede pasar por haber perdido dinero y vida al escribir canciones.
A pocos días antes de bajar al sur de España quiero decir que todos debemos ser honestos antes de las vísperas.
Tengo esta necesidad. Vuelvo a sentir que gano, porque siempre gané en el plano de la estética y perdí en el teatro del dinero...
Miro a mi alrededor y veo a seres que se ahogan, veo que cada vez hay más que decir y menos que recordar; porque he vivido por encima de mis posibilidades me pongo a contar cómo empezó todo esto. Contar cuándo fue la primera vez que sentí que tenía algo que contar. Voy a iniciar un relato porque no voy a esperar a que la imprenta sea inventada por mí...
Esta es la introducción a una pequeña novela de verano.